Un significativo aumento han tenido las inversiones inmobiliarias fraccionadas en los últimos años, lo cual permitió el acercamiento de inversionistas de diferentes lugares del mundo. ¿Pero qué es este tipo de inversión? Una inversión inmobiliaria fraccionada significa la posibilidad de invertir en una “parte” de un bien inmueble o propiedad, sin la necesidad de tener que costearla en su totalidad. Por eso, esta forma de invertir en bienes raíces ha abierto la opción a muchas personas a tener una nueva forma de ahorro en un sector que, hace no muchos años, se consideraba exclusivo o de difícil acceso. Las inversiones inmobiliarias son el principal protector de patrimonio a nivel mundial. A nivel latinoamericano, solo el 6% de las personas pueden tener acceso a la inversión inmobiliaria alguna vez en su vida. Esta realidad ha llevado a ciertas startups a democratizar este tipo de inversiones. Con el objetivo de ayudar a entender de qué se trata esta tendencia y cómo funciona, Daniel Pardo, CEO y fundador de Wbuild, explica las cinco claves fundamentales de las inversiones inmobiliarias fraccionadas: 1. Acceso a inversiones inmobiliarias de primer nivel. La inversión inmobiliaria fraccionada posibilita a los inversores a que puedan acceder a propiedades premium o de primer nivel como hoteles o proyectos de conservación. Por ejemplo, brinda esta posibilidad a quienes no pueden acceder con los métodos convencionales, dado su alto costo. Esto se logra combinando recursos financieros con otros inversores, adquiriendo una parte proporcional de un activo inmobiliario. 2. Diversificación y reducción de riesgos. Este tipo de inversiones permite que los inversores diversifiquen su cartera, repartiendo sus fondos en distintas propiedades y mercados. Esto reduce los riesgos, ya que no se invierte todo el capital en una sola propiedad, lo que suele ser uno de los principales temores del inversor inmobiliario. 3. Inversión accesible y escalable. La inversión fraccionada facilita destinar diferentes niveles de capital, según las capacidades del inversionista, lo que elimina la necesidad de aportar grandes sumas de dinero o depender de acceso a crédito. Esta característica permite aumentar progresivamente la inversión, posibilitando así un crecimiento seguro en la participación dentro del mercado inmobiliario. Fuente: La Cuarta